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2016-07-12
Monedero
Se estima que aproximadamente 30 millones de j贸venes en Am茅rica Latina, equivalente al 22 por ciento del total, se encuentran desvinculados de los principales ejes de la inclusi贸n social: el sistema educativo y el mercado laboral. De esos 30 millones, 73.5 son mujeres.

Lo anterior, de acuerdo con la informaci贸n generada por la Comisi贸n Econ贸mica para Am茅rica Latina y el Caribe (Cepal) 鈥淛uventud: realidades y retos para un desarrollo?con igualdad鈥.

Esta situaci贸n no s贸lo implica una importante desventaja en t茅rminos presentes y futuros para no caer en condici贸n de pobreza, o para salir de ella, sino que tambi茅n lleva consigo una etiqueta negativa que les estigmatiza.

El estigma se construye en torno a la idea de que la juventud que no est谩 incorporada al sistema educativo o al mercado laboral son una poblaci贸n de riesgo que se asocia a problemas como la vagancia, la delincuencia, el abuso de alcohol y las drogas.

La realidad es que este grupo de j贸venes es muy heterog茅neo y, por esta raz贸n, se hace necesario visibilizar su complejidad y diversidad de situaciones, adem谩s de los motivos de la exclusi贸n.

Esto permitir铆a identificar otros caminos de integraci贸n social que est谩 siguiendo este grupo de la poblaci贸n juvenil.

Como se evidenci贸 en un reciente estudio de la Comisi贸n Econ贸mica para Am茅rica Latina y el Caribe (Cepal) (2014b), el grupo de j贸venes desvinculados del sistema educativo y del mercado laboral est谩 constituido en su mayor铆a por mujeres (73.5 por ciento) y residentes de zonas urbanas (63.5 por ciento); las excepciones son Guatemala y Honduras, donde la mayor铆a de estas juventudes viven en 谩reas rurales.

A pesar de que las diferencias entre tramos etarios no son muy significativas, la mayor铆a de las personas j贸venes que no estudian ni se encuentran empleadas tienen entre 20 y 24 a帽os (37.5 por ciento) y este n煤mero disminuye en el tramo de 25 a 29 a帽os (30.1 por ciento), lo que da cuenta de la caracter铆stica din谩mica y transitoria de la condici贸n de actividad de los j贸venes.

Finalmente, se observan brechas considerables entre los niveles de ingreso, ya que cerca del 50 por ciento de quienes no estudian ni tienen un empleo remunerado pertenecen a los dos primeros niveles de ingreso.

Como se puede apreciar en la gr谩fica en el caso de M茅xico la diferencia es muy considerable; el nivel de ingreso I tiene un porcentaje de desempleo del 10.6 por ciento, en tanto que para el nivel de ingreso V (el m谩s ato) este porcentaje se reduce a tan s贸lo 4.4 por ciento. A mayor pobreza mayor desempleo y viceversa.
M谩s de la mitad (55 de cada 100) de las y los j贸venes que no estudian ni se encuentran empleados se dedican a tareas de cuidado y trabajo dom茅stico no remunerado.

Este hecho evidencia una distinci贸n de g茅nero, ya que la gran mayor铆a de las personas j贸venes que se dedican a esta actividad son mujeres y el tiempo que destinan a eta tarea es muy superior a los hombres.

Tampoco debe obviarse el alto costo que esto tiene en la trayectoria de oportunidades futuras de estas mujeres, que las hace dependientes econ贸micamente de otras personas y dificulta su inserci贸n en el mercado laboral.

Este es un costo al que los hombres j贸venes que abandonan el sistema educativo no se enfrentan en la misma medida, puesto que compensan la falta de educaci贸n formal con experiencia laboral, algo relativamente bien valorado en el mercado de trabajo.

Otro grupo de j贸venes que se encuentran inactivos, y que es importante visibilizar, es el que est谩 conformado por j贸venes que tienen alguna discapacidad que los inhabilita de manera permanente para trabajar y que muchas veces les impide seguir una trayectoria educativa.

Si bien las encuestas no permiten indagar los tipos de discapacidad, sobre la base de informaci贸n disponible para 18 pa铆ses se da cuenta de que el 5 por ciento de los j贸venes de 15 a 29 a帽os que no estudia ni est谩 empleado presenta esta condici贸n.

Dentro de las recomendaciones que formula Cepal sobre esta problem谩tica es disponer de una oferta educativa formativa y flexible, pertinente a las necesidades del mercado laboral.

El eslab贸n entre el sistema educativo y el mercado laboral debe reforzarse tomando en cuenta 谩mbitos tan importantes como los espacios de formaci贸n t茅cnica y vocacional, particularmente al de la secundaria.

A su vez, se sugieren estrategias que apunten a mejorar la empleabilidad mediante educaci贸n, formaci贸n y competencias, programas de inserci贸n laboral (pasant铆as y aprendizajes), y programas de iniciativa empresarial y empleo por cuenta propia (OIT, 2013a). Estas iniciativas deben buscar la articulaci贸n de la variada oferta educativa (y de capacitaci贸n) con las demandas proyectadas de fuerza laboral con diversos tipos de calificaci贸n.


 
 
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