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2015-07-27
¿Delenda est Syriza?
Para los amantes del fatalismo histórico, peor es mejor. Y esto que está por llegar se antoja insuperable. Atenas amanece sabiendo que la rendición debe ser incondicional, agónica e ilimtada. Hace apenas una semana, el domingo 5 de julio, el despertar prometía ser diferente. En apenas siete días, lo peor ha sucedido. En espiral descendiente: Tsipras pactó con los partidos de la derecha para proponerle al Eurogrupo un programa de ajustes calcado al anterior. Y el viernes 10 de julio hizo que el parlamento griego votará en contra de todo aquello por lo cual Syriza ganó las elecciones y convocó a referendum. Del Oxi al Nai, el ejecutivo griego decidió que programas y plebiscitos existen para ser traicionados. Ocho diputados de su partido se abstuvieron, dos votaron en contra del nuevo memorandum y ocho más (incluyendo Varoufakis) se ausentaron para evitarse el mal trago.

Y cuando todo estaba decidido, sucedió lo impensable. No bastó la rendición griega. Entre el 11 y el 12 de julio, las extenuantes reuniones del Eurogrupo terminaron en un ultimátum barbárico que se resume en los siguientes términos expresados, en forma clara y rotunda, por el periódico El Mundo:

Sin el confusionario estilo de El País, el otro portavoz del orden conservador en España dejaba constancia explícita de aquello que firmó el gobierno griego a cambio que no se mencionara la posible salida del euro como solución alternativa:

El Eurogrupo presentó un borrador de acuerdo demoledor, durísimo. Y los jefes de Gobierno de la Eurozona trataron acto seguido de que Atenas lo asumiera. En él se obliga a Grecia a legislar, antes del miércoles, en temas tan profundos y espinosos como el IVA, las pensiones y privatizaciones. Un acuerdo con la posibilidad de tener que transferir hasta 50.000 millones de activos griegos al extranjero, a un fondo en Luxemburgo, para que sean gestionados y vendidos “bajo la supervisión de las Instituciones Europeas”. Una forma de reducir la deuda del país y de intentar que las privatizaciones, esta vez sí, se hagan hasta el final.

Un acuerdo con el FMI y sin quita de la deuda. Y todo ello a cambio de la posibilidad, y sólo la posibilidad, de abrir formalmente las negociaciones. “Hay un componente de humillación, está claro”, reconocían fuentes europeas presentes en la reunión. Alemania, sin demasiados tapujos, reclamó la autoría del documento, la responsabilidad del lenguaje y la agresividad. El Mundo. 13/07/15

Decía Stathis Kouvelakis, profesor de filosofía política en el Kings College de Londres, militante de Syriza y lider de la plataforma de izquierdas que la nueva y completa rendición evidenciaba la verdadera cara de la Unión Europea:

Lo que se propone en Bruselas por parte del Eurogrupo supera incluso la fantasía más salvaje: los bienes públicos se pondrán en un fondo fiduciario en Luxemburgo con el fin de venderlos fuera, la anulación de las leyes que han sido aprobadas (“unilateralmente”), la adopción del Memorando para el lunes y su aplicación para el miércoles, el estado de la tutela permanente. The Guardian describe la reunión Tsipras-Merkel-Hollande como “tortura mental”. Cualquier máscara que quedara ha caído por completo: esta monstruosidad llamada UE no es más que una dictadura neoliberal brutal, un régimen que busca la reversión de las conquistas fundamentales de las revoluciones burguesas. Pero es igualmente cierto que el gobierno griego ha llegado a este punto al haber aceptado sentarse a “negociar” este tipo de cosas y esto es la mayor bancarrota política de un proyecto de izquierda en décadas. Que los líderes de este fiasco inimaginable tengan el descaro de pedir la eliminación de aquellos que se oponen a saltar del acantilado, o de los que incluso dijeron, desde hacia tiempo, que las cosas acabarían de esta manera a menos que se cambiar el enfoque, es síntoma de degeneración, desmoralización y política de última instancia”. Facebook de Stathis Kouvelakis

En realidad, parece evidente que el núcleo duro del presidente griego, o el ala derecha de Syriza, está dispuesta a cumplir la misión profética que la historia reserva a los socialdemócratas desde la I Guerra Mundial: lanzarse contra su propia gente. Así lo comentaba el mismo Stathis Kouvelakis en su Facebook:

Avalancha de las declaraciones de las figuras más derechistas del gobierno y de Syriza (el ministro de Economía Stathakis, el viceministro de ingresos internos Mardas, el parlamentario europeo Papadimoulis) pidiendo abiertamente una reorganización del gobierno y la expulsión de Zoe Kostantopoulou, Panagiotis Lafazanis y el ala izquierda de Syriza. Mardas, ex experto del Pasok, muy cercano al “modernizador” ex primer ministro Costas Simitis, hizo comentarios irónicos sobre los “perdidos en el espacio” Kostantopoulou y Lafazanis mientras los atacaba por inspirarse en Guevara y Rosa Luxemburgo (obviamente un insulto supremo para él). En su editorial de hoy, Avghi, diario de Syriza controlado por el ala derechista del partido, va aún más lejos al pedir elecciones anticipadas y una “recomposición de la mayoría gubernamental”. Mientras tanto, Stavros Theodorakis, el líder de Potami -caballo de troya de la UE y los grandes negocios- se comporta como una ministro in pectore, mientras que los líderes de Nueva Democracia y Pasok actúan como partes constituyentes de una nueva mayoría “pro-acuerdo”. Los 251 votos parlamentarios en favor de la propuesta de acuerdo se perciben como el detonante para grandes realineamientos políticos. Recordemos también que en la votación el gobierno perdió el control de su propia mayoría, con 17 diputados de Syriza que en forma diversa votaron no a la propuesta y 15 más que emitieron una declaración expresando su solidaridad política con aquellos que rechazaron el acuerdo y advirtiendo que no darían su voto para el próxima Memorando.

Conclusiones (provisionales) de una debacle

Al fin todo quedó claro: Grecia debe rendir la plaza si quiere seguir en el euro. Esto es un golpe (o #ThisIsACoup) dicen en Twitter y tienen razón pero a diferencia del golpismo militar, esta versión necesita que la víctima firme su sentencia y se convierta en agresor de su propio pueblo. Y al parecer desde este lunes quedará del todo claro que el gobierno Tsipras está dispuesto a cumplir con el papel de victimario. A costa de su partido y de su pueblo.

¿Y saben qué es lo peor? El bloque golpista ofrecía, finalmente, un escape de la euro zona y en vez de agarrarse a la única (y última) vía digna que le queda a Grecia, Tspiras prefiere entregarse al minotauro para seguir en la moneda común.

Si el golpe llega a su lógica conclusión esta semana, y Tsipras acepta cosas tan increíbles como un fondo de privatizaciones bajo control internacional, el destino de las nuevas izquierdas europeas quedará sellado.

Pero al menos una cosa quedó clara tras el increible verano del 2015: no hay vida, futuro ni esperanza en la zona euro. Y aquellos políticos que hagan todo lo posible por permanecer en ella serán cómplices de arruinar a sus pueblos.

En momentos como estos, no es ocioso recordar que en 1919, y bajo gobierno socialdemócrata, se ordenó el asesinato de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht. Desde entonces se acumulan las infamias. Pero en esta temporada infernal ya solo hay de dos sopas: o Syriza acata la vía del suicidio-homicidio para seguir los pasos del PSOE-PASOK o el partido decide que Tsipras abandone el colaboracionismo activo y prepare un inminente #Grexit.

Alemania ofrece, pese a su estilo militar patológico, la posibilidad de una salida negociada de la zona euro y una posterior reestructuración de la deuda. Quedarse en el regazo europeo es entregar absolutamente todo. A cambio de nada. Así que en vez de llorar porque este imaginario IV Reich no quiere a los sureños es tiempo de aprovechar la oportunidad histórica y decir adiós al Euro.

Si se confirma que el gobierno griego renuncia a dar batalla y se dedica a la purga preventiva para acomodarse al diktat tecnocrático, el resultado es obvio: todo habrá terminado. Y en España ni falta hará que os peleéis por saber quien se lleva el voto de las izquierdas en noviembre…
 
 
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