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2015-08-11
Abuelos productivos y trabajadores, no olvidadas piezas de museo
En lo particular, me fastidia la imagen común que se tiene en nuestro país y, particularmente en los medios de comunicación de abuelos como viejecitos retirados y folclóricos. En cuanto a la experiencia, la mía es muy distinta y yo no tengo la imagen de abuelos viejos, contemplativos y chochos.

Mis abuelos fueron activos hasta que murieron; mi papá, que es abuelo, también sigue activo. Y, por cierto, yo soy abuelo, situaciones que me hacen reflexionar al respecto, sobre todo porque en esta semana se celebró uno más de los días dedicadas a alguien. Se trató del “día del abuelo” o “del adulto mayor”, espantoso nombre que pretende quitar lo que ahora se considera una mala palabra.

Más allá de la cuestión social, que es importante, es importante abordares algunos malos entendidos al respecto de la participación de los eufemísticamente llamados “adultos mayores”.

Si consideramos que a partir de los 50 años es probable tener nietos, la primera sorpresa sería que, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), el grupo de edad mayor de 50 años engloba a 23 % de la población económicamente activa, y eso, sin contar con multitud de personas de esas edades que trabajan por su cuenta, son amas de casa o que, jubilados, siguen trabajando.

Solamente con este dato podemos ver que la imagen de abuelitos que sacan a pasear a sus nietos y nada más les cuentan historias es inexacto. La esperanza de vida al nacer en México rebasa los 75 años, así que considerar a los “abuelos” o a los viejos una carga, es una mentira, ya que un número muy importante sigue trabajando, tienen la mirada puesta en el futuro, no en el pasado, como insisten en manejar instituciones como el INAPAM.

La idea de grupos de la población como carga es negativa para la economía del país pues se corre el riesgo de pensar que el trabajo que hagan estas personas es un complemento, una ayuda, lo que es totalmente erróneo, pues esa labor contribuye decididamente al movimiento de la economía local y nacional.

Tal vez, la idea proviene del pasado, cuando se instituyeron los 60 años como la fecha tope de la jubilación. Hace más de un siglo, en ningún país del mundo la gente esperaba llegar a esa edad y los que lo hacían, en general no la sobrevivían por mucho. En la actualidad, la gente de 50 años está en plenitud de facultades y al llegar a los 60, tiene al menos 15 años de vida, de acuerdo con las tablas actuariales, por lo que es necesario modificar las ideas obsoletas que celebran a los viejitos como seres tiernos, pero esencialmente improductivos.

Otro asunto que es importante recordar es que en poco más de 15 años, en 2030, habrá más personas mayores de 50 años que jóvenes en nuestro país. Y es gente que necesita trabajo.

 
 
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