Jorge Herrera Valenzuela / Ráfaga
2017-05-25
Urge combatir la contaminación ambiental
El problema de la contaminación ambiental requiere de inmediatas acciones conjuntas, preventivas en el primer paso, seguidas de estrategias que concluyan en soluciones satisfactorias. Debe darse la coordinación en los tres niveles de gobierno, así como con los organismos privados, sin caer en la politización ni programar medidas no conducentes. Tampoco es admisible que se pretenda minimizar una situación que tiene su origen en la naturaleza, como sucede en la temporada de lluvias, pero si evitar los desastres.

La última semana fue necesario restringir la circulación de un considerable número de automotores, aunque eso no ayudó en mucho para disminuir la contaminación en el Valle de México, donde nos han dicho que diariamente circulan alrededor de cinco millones de autobuses urbanos y foráneos, taxis, microbuses, metrobuses, trailers, camiones repartidores de líquidos embotellados, pipas con gas o combustibles. Si fuera respetado el cacareado Reglamento de Tránsito de la Ciudad de México y el que se supone está en vigor en los municipios conurbados del Estado de México, disminuiría el problema.

Bueno, pero el problema no solamente afecta a los 30 millones de habitantes del Valle de México, porque la contaminación está aumentando en el medio ambiente de la Zona Metropolitana de Guadalajara, es decir afecta a quienes viven en la capital tapatía y en los municipios de Tonalá, Zapopan, San Pedro Tlaquepaque y Tlajomulco. Con efectos de menor nivel están la industriosa capital regiomontana, Ciudad Juárez, Celaya, Torreón, Ciudad Victoria, Irapuato, Minatitlán, así como las turísticas ciudades capitales Toluca, Pachuca y Cuernavaca. Los que llevan estadísticas nos informan que anualmente mueren 29,000 personas y de esa cifra, nueve mil corresponden al Valle de México.

Frente a ese panorama y el anuncio que recientemente hizo la Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Humanos, en el sentido de que para el 2030 tendremos limpio el cielo de la Ciudad de México, el respetado especialista en asuntos del ambiente, Ramón A. Ojeda Mestre, considera que es una promesa falsa y carente de fundamento científico. Si alguien tiene reconocimiento internacional en la materia, tanto en lo teórico como en lo práctico, es el doctor Ojeda Mestre, a quien ya deberían de consultar las autoridades que se dedican su tiempo a la “declaracionitis”.

Los funcionarios de Gobierno de la Ciudad de México, encabezados por el doctor en Derecho Miguel Ángel Mancera Espinoza, minimizan el asunto. Al jefe de Gobierno se le ha fotografiado practicando deportes al aire libre, mientras su colaboradora Tanya Müller García, declaró que debemos recordar que en 1990 “estábamos a 400 puntos de contaminación, eso se respiraba en la Ciudad de México (entonces decíamos Distrito Federal)” y agregó que en el 2009 “todos los días se respiraban 185 y 200 puntos de contaminación y las contingencias se activaban cundo se rebasaban 225 unidades”. Tanya es la secretaria del Medio Ambiente.

Por el mismo camino, por no escribir que comparte ese criterio, tenemos a Martín Gutiérrez Lacayo, titular de la Comisión Ambiental de la Megalópolis que integran representantes de los gobiernos estatales de México, Hidalgo, Puebla, Tlaxcala y Morelos. Ese joven funcionario también considera que el gobierno ha hecho lo correcto en el combate a la contaminación.

Por lo pronto todos los menores de doce años –por supuesto los bebés--, los adultos mayores –antes les decíamos ancianos--, así como las personas con problemas respiratorios y cardíacos, deben evitar exponerse al aire, especialmente de las 13 a las 19 horas. En las escuelas deben suspenderse las actividades a cielo abierto.

Pues bien, los gobiernos federal, estatales y municipales deben de actuar en busca de soluciones; déjense de crear comisiones, de hacer declaraciones y de anunciar que estamos mejor que hace veinticinco años. Por ejemplo, podrían empezar por resolver el problema del transporte colectivo para que usemos menos el automóvil. Debe entenderse que no tenemos la cultura para el uso de la bicicleta, dadas los largos recorridos que se hacen del hogar al trabajo.

PREGUNTA PARA MEDITAR:

¿Podrían conjuntarse esfuerzos entre gobernantes y gobernados para atacar, en serio, el problema de la contaminación ambiental?

jherrerav@live.com.mx
 
 
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