Miguel Tirado Rasso / Temas Centrales
2018-01-05
Escenario político-electoral para 2018
En nuestra tradición política, el quinto año de gobierno de nuestro sistema presidencial sexenal tiene especial significado. En los tiempos del partido único o casi, era el año en el que el Presidente de la República gozaba del mayor poder político, con una cómoda mayoría de respaldo en el Congreso, y una amplia mayoría, también, de gubernaturas bajo los colores de su partido, en ambos casos, renovados ya bajo la influencia de su administración. Muy conveniente, para el éxito del proceso de una sucesión presidencial sin accidentes bajo la batuta del gran elector.

Pero a partir de la alternancia, en 2000, todo cambió. Y el Jefe del Ejecutivo dejó de ser el factor de decisión en el proceso de la sucesión presidencial. La apertura democrática creó condiciones de competencia que acabaron con la tradición priista de la facultad meta constitucional del Ejecutivo para designar al sucesor de la silla del águila.

La tentación, sin embargo, de imponer candidato, desde la Presidencia, sedujo a los dos mandatarios panistas, en 2006 y 2012, con resultados negativos, pues sus favoritos fueron desplazados, en los dos casos. Uno, por la rebeldía de un aspirante que se brincó las trancas, con final feliz en 2006, y el otro, vencido por una aspirante con mayor apoyo institucional de su partido, que al final quedó muy lejos de su objetivo, en 2012.

Con el regreso del tricolor a Los Pinos, también volvió la tradición priista de las palabras mayores para la designación del candidato presidencial que, a diferencia de los intentos fallidos en las administraciones de sus antecesores panistas, transcurrió conforme a lo planeado, sin daños que lamentar. Eso sí, con la modalidad de que ahora el designado priista pasa a ser un candidato más en la carrera hacia Los Pinos, sin garantía de triunfo, porque hay una auténtica competencia, que, en el arranque, se ve muy reñida entre tres aspirantes.

Las condiciones políticas en que se da el actual proceso de sucesión presidencial difieren mucho de los tiempos del PRI aplanadora. Ahora ni un cómodo Congreso, porque el partido en el poder hace tiempo que no tiene la mayoría en ninguna de las dos cámaras ni tampoco la geografía política resulta tranquilizadora.

De los 32 estados de la República, el tricolor gobierna en menos de la mitad (15), pues la oposición controla 16 gubernaturas. El PAN doce, por primera vez en su historia, incluyendo tres en alianza con el PRD, y el Sol Azteca cuatro, sin contar las de su alianza panista. La restante es de un gobierno independiente.

Habría que señalar que al inicio de este gobierno, el revolucionario institucional gobernaba 20 entidades, en nueve de las cuales había ejercido una hegemonía absoluta, pues no conocían la alternancia. En la actualidad, ya sólo cinco estados (Campeche, Coahuila, Colima, Estado de México e Hidalgo), continúan químicamente priistas.

En términos de población gobernada, los números del tricolor son un poco más bajos que los de la oposición. Los 15 estados bajo la bandera priista, incluyendo el de la alianza con el Verde Ecologista, suman un total aproximado de 38.3 millones de electores. Los 12 que gobierna el blanquiazul, cuentan con 28.2 ciudadanos y los que corresponden al Sol Azteca, suman un padrón de 13.8 millones.

El PRI conserva el estado con el mayor padrón electoral que es el Estado de México (11.4 millones), mientras que el PRD gobierna la CDMX, segunda entidad con el padrón más alto (7.4 millones). De los diez estados con más electores, el PRI gobierna en cuatro, el PAN en tres, el PRD en dos y uno, el gobierno independiente.

Y es que los partidos de oposición, concretamente el PAN y Morena han avanzado en su posicionamiento político en los últimos años. El blanquiazul sumando gubernaturas, alcaldías y su representación en el Senado y en la Cámara de Diputados.

El caso de Morena es diferente, pues aunque ese partido no cuenta con ninguna gubernatura, es indiscutible que su posicionamiento se lo debe, en un ciento por ciento, a su líder y fundador, quien se ha mantenido en campaña durante más de 15 años, recorriendo el país. Por lo que no es gratuito que en las encuestas resulte siempre como el personaje político más conocido.

Los otros partidos, PRD, Movimiento Ciudadano, Verde Ecologista, Nueva Alianza, del Trabajo y Encuentro Social, sirven a quien los convenza con ofertas de posiciones políticas que, por sí solos, jamás podrían conseguir. Eso sí, para este proceso electoral se han dividido equitativamente para aliarse con los tres principales partidos y formar las coaliciones con las que pondrán a salvo su registro con todos los beneficios y prerrogativas que una muy generosa legislación les concede.

Así el escenario político-electoral para el proceso de 2018.

mitirasso@yahoo.com.mx
 
 
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