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Óscar Oliver / Entretelón político |
2023-07-17 |
| ¡Cállate chachalaca! |
| Años atrás, en 2006 para ser más preciso, cuando Andrés Manuel López Obrador desempeñaba el cargo de jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, acuñó la célebre frase de “cállate chachalaca” para referirse al entonces presidente de la República, Vicente Fox Quesada. Utilizó la frase para exigir al guanajuatense dejar de hablar de sus logros de gobierno en medio del desarrollo del proceso electoral intermedio para renovar las cámaras del Congreso de la Unión. A López Obrador se le olvidó la frase que acuñó; sin embargo, hoy más que nunca, le queda como anillo al dedo. El presidente aprovecha el púlpito mañanero para lo que mejor sabe hacer: campaña. También olvidó que el PRD, partido en el que entonces militaba, presentara una iniciativa de reforma electoral una vez concluido dicho proceso en 2006 para establecer la llamada veda que impide la promoción personal y la difusión de logros gubernamentales en los tres órdenes de gobierno para impedir inequidad durante un proceso electivo en marcha. La ley electoral se reformó y quedó establecido el impedimento para que funcionarios federales, estatales y municipales realizaran actos de promoción de programas sociales para coaccionar el voto. López Obrador tiene Alzheimer, olvidó todo contra lo que luchó y ahora ejerce el máximo cargo del país, utiliza el poder que le da la investidura para atacar a quien considera su adversario, no importa si son políticos, empresarios, periodistas e incluso clérigos. Descalifica a todos por igual, los mete al saco del conservadurismo, de la élite que está en contra de la consolidación de lo que él considera la cuarta transformación. Vocifera, ataca sin argumentos, acusa sin pruebas, y en los últimos días, la repentina aparición en el escenario sucesorio de la senadora Xóchitl Gálvez, lo tiene desesperado y hace uso de la toda la fuerza que le da la posición que ocupa para acabar con la amenaza que representa para que su corcholata favorita lo suceda. López Obrador debe verse al espejo y repetir “cállate chachalaca”, pues ha rebasado y por mucho, la descarada intromisión del poder en un muy adelantado proceso de sucesión presidencial. El presidente está desesperado y aun con las medidas cautelares emitidas por el Instituto Nacional Electora (INE), continúa un día sí y el otro también, con sus ataques. Hace uso de las instituciones gubernamentales para difundir, ilegalmente, datos personales de la senadora para descalificar y descarrilar su aspiración. Las reformas legales para evitar excesos e intromisiones de los servidores públicos en procesos electorales, aplican para los adversarios, no para él y su movimiento porque afirma “no somos iguales”. Y no, no son iguales, son peores, porque él sus seguidores son omisos a las medias cautelares. Argumenta que lo quieren silenciar y exige se garantice su derecho a la libre expresión. La desesperación de López Obrador lo lleva a violar todas las leyes, viola el secreto fiscal, para destruir a quien él mismo puso en el escenario nacional. Su obsesión por dejar en su lugar a Claudia Sheinbaum, lo convierte en uno de los mejores promotores para que Xóchitl Gálvez sea la posible contendiente que sepulte las aspiraciones de la ex regenta que, como pólvora mojada, nada más no prende. |
